Por supuesto no fue culpa del político potosino, él simplemente sintetizó magistralmente el pensamiento de la época. Salvo los abiertamente cínicos (la mayoría de los políticos son veladamente cínicos) nadie puede estar en desacuerdo con el planteamiento del presidente de moralizar la vida pública del país, el problema es qué entendemos por ello. Suena bonito, quizá demasiado a cura desde mi punto de vista, pero otra vez, imposible no estar de acuerdo. En un país laico y con libertad de creencia la única referencia que puede tener el Estado cuando habla de moralizar la vida pública es el cumplimiento de la ley. Pero tampoco, el problema es que no le basta ser presidente de la república, quiere ser el pastor, el juez, el Tata, el guía moral.

Source: EL Informador February 21, 2020 12:45 UTC