Gauri Marín escribió ayer en MILENIO que la conversación pública está rota. Trágicamente, casi irremediablemente rota. Parte de esa rotura está contenida en la organización de la vida pública a la manera de compartimentos estancos como si fueran corrales. Esos compartimentos son la base de la hipocresía de nuestra conversación, que sirvió algunos decenios para la convivencia pacífica de los notables, pero que también detuvo el avance del flujo de ideas. Aparte está el de los funcionarios públicos, cuya deontología implica para nuestra conversación una pretensión de neutralidad política, dedicación exclusiva y separación de la opinión personal sobre los asuntos públicos.
Source: Milenio November 09, 2020 08:20 UTC